El salón de la piscina de esta villa marbellí necesitaba una imponente estructura de pérgola bioclimática y un cerramiento perimetral con cortinas de cristal. Lo que a simple vista pudiera parecer sencillo, se complicaba con una petición: todas las cortinas deben alojarse en el mismo parking y, además, cumplir eficazmente la función de cerramiento tanto al frente como a los
lados de la pérgola. Un desafío que incluía retranquear pilares para facilitar el paso de las cortinas de cristal; calcular el ancho de los cristales para que en un momento dado, los cristales del frontal cerrasen los laterales; y reforzar un parking que soportase tal cantidad de vidrio.

Por su versatilidad y robustez, el sistema de cortinas de cristal escogido fue Gravital 400, sin guías en el suelo. El cálculo de ancho de las hojas fue tan preciso como un reloj suizo.

Conseguimos que cualquier vidrio pudiera cerrar tanto al frente, a los laterales y a la trasera de la pérgola. Reforzamos el parking para albergar las 38 hojas del sistema (más de 2200 kg de peso).

Respecto a la pérgola bioclimática, de cuatro módulos, los pilares esquineros fueron desplazados para facilitar el giro de las cortinas de cristal. Karen quería un interior completamente diáfano, sin pilar central. El peso fue compensado con los pilares laterales. Entre otros detalles, lacamos el perfil de hoja inferior de un color diferente al perfil de hoja superior. Añadimos toldos para esas jornadas de verano donde el sol es más intenso. Como particularidad, los toldos tienen unos brazos extensores para fijarlos a los pilares más próximos (recordamos que los pilares están retranqueados). Para el invierno, incluimos un sistema de calefacción. Los focos de las lamas aportan la luminosidad necesaria para la noche.